Cuando el muralista y pintor mejicano Diego Rivera fue despedido por Rockefeller por pintarle a Lenin en una de sus paredes.Entre 1932 y 1934, el empresario y millonario John D. Rockefeller Jr. contrató a Diego Rivera para que pintara un mural en el lobby del que hoy es el Centro Rockefeller en la sexta avenida de Nueva York. En un principio el muralista se propuso tras el rechazo previo de Pablo Picasso y Henri Matisse. Diego Rivera tenía ya cierta fama dentro del grupo de los muralistas mejicanos y su pintura había seducido a la familia Rockefeller.Rivera diseñó un mural bajo el nombre de El hombre en una encrucijada, todo transcurrió en orden hasta que al artista mejicano se le ocurrió incluir un retrato de Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin, lo que desató el escándalo.Ni más ni menos que el símbolo por excelencia del comunismo en el centro neurálgico del capitalismo.
Para Rockefeller fue un misil en la linea de flotación de su imperio y por eso trató de convencer por las «buenas» a Rivera de borrarlo. Pero el empeño fue inútil, menudo era Don Diego! Así que el empresario le pagó su sueldo a modo de finiquito (21,000 dólares de la época) y le despidió en medio de un escándalo mediático y todo tipo de manifestaciones en las calles. En febrero de 1934 el polémico mural fue destruido.Y se armó la gris porque Diego Rivera y diferentes artistas se manifestaron ante tal hecho y la noticia dio la vuelta al mundo.En el Palacio Nacional de Bellas Artes de Méjico DF se encuentra la versión que Diego Rivera volvió a pintar con los bocetos del mural censurado por Rockefeller: El hombre en el cruce de caminos.