En la Semana Santa de 1976 tuve la suerte de pasar unos días con mi familia en Lanzarote invitado por mi tío Juan Manuel (uno de los mejores arquitectos de esa época) que en aquel momento estaba construyendo en el municipio de Tinajo una de los complejos más vanguardistas de la isla: La Santa.
Gran amigo de los arquitectos César Manrique y Fernando Higueras, tuvimos la inmensa suerte de visitar la casa del primero en Tahíche. Ya por entonces empezaba a despertarse en mi un incipiente interés por el arte y la arquitectura, y la visita prometía.
Fue César Manrique en persona quien nos recibió y a modo de guía nos enseñó su espectacular casa construída y excavada en la negra roca volcánica. Casa proyectada por él que fue su vivienda hasta el año 1988 y que construyó después de su etapa newyorquina.
La planta superior estaba inspirada en la arquitectura tradicional de Lanzarote a la que incorpora elementos funcionales de concepción moderna (amplios ventanales, espacios generosos, iluminación cenital, etc.).
En el nivel inferior se aprovechan cinco burbujas volcánicas naturales comunicadas mediante túneles excavados en la lava. Me acuerdo que en cada burbuja había cojines de diferentes colores, amarillo para la primera, rojo para la segunda…. un espacio muy fresco que contrastaba con las altas temperaturas en el exterior. Además de la alucinante piscina de ensueño de aguas cristalinas, la pequeña pista de baile, el horno, la barbacoa… todo acompañado de una abundante vegetación y la presencia constante del negro basalto.
El último espacio que nos mostró fue su antiguo estudio hoy convertido en una sala donde se expone su pintura y escultura.
Una parte importante de la escultura de César Manrique la constituyen los móviles, lo que él llamaba los Juguetes del viento. Son estructuras sólidas, de hierro, compuestas de esferas, círculos, pirámides… Con el viento se vuelven etéreas, sin peso, y establecen un complicado movimiento rotatorio. Sin duda César Manrique había asociado su imagen con la de los molinos de viento, muy abundantes en Lanzarote en el pasado.
Dejó varios bocetos en los talleres del Cabildo de Lanzarote donde fueron ejecutadas buena parte de sus anteriores esculturas y que los han ido construyendo y emplazando por toda la isla.
Una isla preciosa que es una joya única en el mundo y que he tenido ocasión de visitar varias veces porque casualmente la familia de mi mujer es de allí.
Cada vez que voy no dejo de visitar la casa de César Manrique, hoy Fundación César Manrique, donde en la primera planta hay una foto del arquitecto con mi tío.